Somos o estamos nos adentra, a través de su protagonista Yridio, en un mundo de utopías e ilusiones que el ser humano persigue y anhela alcanzar, a la par que incide en la más dramática de las realidades: el triunfo de lo negativo sobre lo positivo, del mal sobre el bien, del egoísmo sobre la unión de las personas…, puede suponer también la destrucción absoluta de nuestro mundo y, lo que es peor, la aniquilación de la propia humanidad.
Como el autor explica: «Con memorias de hace veintisiete años y con mis largas experiencias vividas en todos mis años de vida laboral, he sentido muchas ilusiones y utopías que espero que, en un largo tiempo, se convertirán en la más pura realidad. Nuestro mundo está evolucionando hacia una nueva era que podemos destruir con nuevas y negativas realidades obligadas a conocer y superar».
Ricardo López de Guereñu Urresti nació el 10 de julio de 1933 en Getxo (Vizcaya, España).
Realizó la carrera de Derecho en Madrid. Al ingresar en el mundo laboral, trabajó en una empresa aragonesa de alimentación y más tarde, durante siete años, en el área comercial de Rank Xerox España, donde alcanzó el cargo de jefe del departamento. Sus familias empresariales siempre fueron sus ideales modelos laborales para seguir y respetar sus experiencias después de la Guerra Civil española y luego del repetido enfrentamiento mundial.
Tras esta etapa, se le abrieron nuevas y deseadas ilusiones, lo que le llevó a despedirse de su admirada entidad angloamericana y, junto a compañeros y amigos, fundar la empresa CTD S. A. (Centro de Tratamiento de la Documentación S. A.). Tras años de quiebra total, CTD consiguió salir de los números rojos y a través de las relaciones comerciales europeas y por su buen hacer, se solicitó que CTD abriese durante unos años una nueva sede en Holanda. La compañía australiana Brambles Recall, después de doce años de intentar la compra de CTD, lo consiguió cuando el autor cumplía su edad de retiro oficial, y en 2020 CTD sería adquirida por la empresa americana Iron Mountain España. El autor tuvo la alegría, veinticinco años después de su retiro, de celebrar un fraternal homenaje a su persona con los antiguos dos, a quienes nunca olvidará.
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